El rompimiento de la institucionalidad democrática en Honduras debe ser condenado por toda la comunidad internacional. No hay argumento que justifique un golpe de estado. La salida a cualquier problema político interno existente un un país debe encaminarse por la vía legal y dentro del marco constitucional, democrático y con estricto respeto al debido proceso y a los derechos humanos.
La única salida institucional y que los países democráticos deben apoyar, es la restitución del Presidente hondureño José Manuel Zelaya deportado a Costa Rica.
Fundamentos que el congreso hondureño son contradictorias.
- A primera hora dan a conocer una supuesta carta de renuncia del presidente Zelaya, por la cual para a un receso de 30 minutos para redactar el decreto que aceptaba esa renuncia.
- Sin embargo, aprueban un decreto en la que sostiene que Zelaya violó la constitucion, por lo que se le destituye del cargo de Presidente.
Por lo tanto, está claro que hubo un golpe de Estado civil-militar en Honduras.
La OEA ya condenó este ompimiento a la institucionalidad. El gobierno de Estados Unidos también emitió su preocupación por el quiebre de la democracia en ese país.
En este momento el parlamento hondureña justifica el derrocamiento de Zelaya, argumentado que la permanencia de Zelaya estuvo haciendo mucho daño a la democracia hondureña, y apoyan la decisión tomada.
En mi opinión, los argumentos con la se decide la destitución de Zelaya no fue el camino democrático, fue más bien una justificación para impedir la condena mundial. La cuestión es que se rompió la institucionalidad. El procedimiento de destición se realiza dentro del marco de la Ley y con el pleno derecho a la defensa y en presencia del "destituido".
Finalmente, uno de los diputados hondureños que apoyó la "destitución" de Zelaya, reconoce que fue un golpe de Estado necesario "y eso debe conocer la comunidad internacional".
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