domingo, 29 de mayo de 2016

Mi voto democrático por PPK

Estamos a ocho días para elegir al próximo presidente de la República. Los ciudadanos tenemos que elegir entre dos opciones. En esta ocasión solo hablaré de mi preferencia personal, respetando la predilección por la otra candidatura.

El Perú necesita a PPK por su liderazgo, experiencia profesional y sabiduría adquirida durante sus años de vivencias en el Perú profundo y el resto del mundo, sumado a su destacable formación académica y conocimiento cabal sobre el funcionamiento del Estado y la gestión pública que nos permitirá implementar rápidamente los ajustes necesarios para cumplir más eficaz y eficientemente el rol prestacional del Estado durante el próximo quinquenio.

Somos un país heterogéneo en muchos aspectos: geográfico, cultural, social, económico, entre otros, no menos importantes. Sin embargo, esas condiciones no impiden conservar la hermandad en medio de las diferencias entre los peruanos. En ese sentido, ningún candidato logrará convencer con sus propuestas al ciento por ciento de los ciudadanos, menos satisfacer todas las expectativas de los individuos o grupos de interés. Pretenderlo es, por decir lo menos, una ilusión y un imposible, más aun cuando se trata de un periodo de gobierno breve y con su diversidad de limitaciones para lograr un cambio sustancial.

Así, mi preferencia se sustenta en una visión de país, en el fortalecimiento de la institucionalidad democrática, en la credibilidad de la propuesta programática de reformas del sistema administrativo y funcional del Estado, además, siendo promotor de la libre concurrencia, con un rol regulador y prestacional más proactivo, eficiente y eficaz del Estado, y, creyente de la iniciativa de los individuos, tengo el convencimiento que Pedro Pablo Kuczynski, es el líder ético que se acerca mejor a mis expectativas.

Mi visión de país es que la sociedad ha mejorado sostenidamente su calidad de vida, las instituciones democráticas se han fortalecido, al igual que hay pleno respeto por los derechos fundamentales. La economía crece inmejorablemente generando más empleo de calidad, los ciudadanos son tratados con igualdad ante Ley y los individuos obtienen mejores ingresos y disfrutan de una mayor libertad para hacer y no hacer. Los actos de corrupción y la delincuencia son aislados.

La misión de PPK es acercarnos a esa visión, veo en él y en su equipo técnico como los más aptos para cumplir esa tarea.

Mi voto por PPK es racional y consecuente con mi línea de pensamiento democrático.

El riesgo de un populismo desmedido

El populismo, sin importar el color ideológico de un gobierno, es nocivo para la sociedad, porque destruye la iniciativa individual y el disfrute de la libertad de crear; fortalece instituciones basados en el asistencialismo estatal, engendrando el clientelismo al servicio de la organización política del gobernante, en desmedro del fortalecimiento de la democracia.

Los últimos tres gobiernos democráticos han perdido una gran oportunidad de fortalecer las instituciones democráticas por estar ocupados en satisfacer sus egos e interés personales y haciéndose de la vista gorda y, en algunos casos, involucrados en hechos de corrupción, en vez de combatirla; tan parecido a lo ocurrido durante el gobierno fujimorista de los años noventa del siglo pasado próximo. Recordemos que éste último se encargó de enterrar las instituciones democráticas, sepultando las aspiraciones de una incipiente democracia republicana, sembrando la corrupción institucionalizada en el Estado, siendo ésta una de las causas fundamentales de hechos de violencia en el país.

El populismo indistintamente de las ideologías es nocivo para la democracia y para las personas, porque los intereses personales de los que toman dicha bandera, pueden más, y por eso les convienen cultivar y tener más pobres y mantenerlos en esa condición, con la única intención de conservar el poder. Su estrategia es otorgar dádivas y subsidios, mediante programas sociales sin fecha de expiración, disque para “luchar contra la pobreza”, cuando es para conservar pobres a la gente. Para financiar estos gastos, aumentan impuestos, y si no alcanza, hipotecan el país con más endeudamiento, que tarde o temprano, todos los ciudadanos la tenemos que honrar. Pero, los efectos del excesivo gasto corriente, tienen consecuencias fatales para la economía, dado que sacrifica recursos que debería ser destinados para invertir en las prioridades, en cumplimiento de rol prestacional del Estado, esto es, educación, salud, inversiones en infraestructura (carreteras, ferrocarriles, colegios, centros de salud, agua potable, saneamiento básico, etc.) y, lo peor, es que trae consigo, aumento recurrente de los precios (inflación), desincentiva la iniciativa privada, sacrifica la inversión, y se deteriora la economía, convirtiéndose en un círculo vicioso camino a la destrucción de la economía, como viene ocurriendo en Venezuela, reitero, indistintamente de qué color político es el populista que dirige el gobierno, los efectos son los mismos para la economía doméstica.

En ese contexto, necesitamos un Estado del tamaño necesario menos interventor y promotor de la competencia, como lo ordena la Constitución.

Rechazo el populismo desmedido, que te ofrece el oro y el moro, a sabiendas que no podrá cumplir con sus ofrecimientos, eso en la práctica se convierte en una estafa a los ciudadanos.

Necesitamos de un Estado que cumpla con eficacia y eficiencia su rol prestacional.

Necesitamos de un Estado que cumpla con su función jurisdiccional con igualdad ante Ley y justicia para todos, sin distinciones.

Necesitamos de un Estado donde el mérito sea una práctica rutinaria.

Necesitamos de un Estado que reduzca y simplifique el enredado sistema administrativo y jurisdiccional existente.


Para lograrlo veo a PPK como el más apto para cumplir y satisfacer esas necesidades que los ciudadanos exigen ahora.