Por: Wens Silvestre
La gestión de residuos
sólidos enfrenta desafíos críticos que requieren atención inmediata y un
enfoque estratégico por parte de las municipalidades. A medida que el país
continúa creciendo, la cantidad de residuos sólidos generados aumenta
exponencialmente, y la infraestructura existente está al borde del colapso. Es
imperativo que las municipalidades prioricen la atención del servicio de
limpieza pública y la gestión de residuos en sus respectivas jurisdicciones
para asegurar un futuro sostenible y saludable para todos.
Los datos
presupuestarios recientes pintan un cuadro preocupante sobre la gestión de
residuos sólidos en Perú. Entre 2018 y 2023, los recursos asignados al programa
presupuestal de Gestión Integral de Residuos Sólidos (GIRS) representaron solo
el 1.1% en promedio anual del Presupuesto Total del sector público. De estos
recursos, los gobiernos locales asumieron el 95.4% del presupuesto destinado a
este programa, pero destinaron solo el 5.25% de su Presupuesto Institucional
Modificado a la GIRS. Esta insuficiencia en la asignación de recursos es aún
más alarmante cuando se compara con estándares internacionales. Por ejemplo, según
el Banco Mundial, en países de ingresos bajos, la GIRS constituye el 20% de los
presupuestos municipales, y en nuestra región, estos recursos fluctúan entre el
15% y el 20% del presupuesto municipal, según la CEPAL basado en información de
la ONU-Hábitat.
Las municipalidades deben asumir un rol proactivo y decisivo en la gestión de residuos sólidos. No es solo una cuestión ambiental, sino un asunto que incide directamente en la calidad de vida de los ciudadanos y en el desarrollo sostenible de las localidades. La prioridad debe ser la mejora del servicio de limpieza pública, la implementación de infraestructura adecuada y la promoción de prácticas sostenibles entre la población. Para lograr esto, las municipalidades deben aumentar significativamente la proporción del presupuesto dedicado a la GIRS. Esto incluye la priorización de recursos del FONCOMUN y otros fondos específicos. Además, deben invertir en la creación y mantenimiento de instalaciones modernas para la recolección, separación, tratamiento y disposición final de residuos. También es fundamental implementar mecanismos sólidos de supervisión y fiscalización para asegurar el cumplimiento de las normativas y la eficacia en la gestión de residuos.
Para abordar de manera efectiva la crisis de residuos sólidos, las municipalidades deben adoptar políticas a largo plazo que incluyan el desarrollo de campañas de concientización y programas educativos para fomentar la separación en la fuente y el reciclaje. La participación ciudadana es clave para el éxito de cualquier estrategia de gestión de residuos. Además, deben establecer alianzas con el sector privado para la valorización de residuos. Estas asociaciones pueden aportar tecnología, experiencia y recursos adicionales para mejorar la gestión de residuos. La adopción de tecnologías innovadoras para el tratamiento y valorización de residuos, como el compostaje, la digestión anaeróbica y el reciclaje avanzado, también es esencial.
Los rellenos
sanitarios, que deberían ser la última opción en la jerarquía de gestión de
residuos, están colapsando antes de su periodo de vida útil programado. Esto se
debe a la falta de segregación en la fuente y a la ineficacia en la gestión de
residuos. Ejemplos como el relleno sanitario Yacucatina en la provincia de San
Martín, que ya viene superando su capacidad instalada, destacan la urgencia de
implementar medidas inmediatas y sostenibles. Las municipalidades deben mejorar
la segregación en la fuente mediante la implementación de programas efectivos
de segregación de residuos para reducir la cantidad de residuos que llegan a
los rellenos sanitarios. Asimismo, deben aumentar la capacidad de valorización
estableciendo instalaciones y procesos que permitan la valorización de residuos
orgánicos e inorgánicos, reduciendo así la presión sobre los rellenos
sanitarios.
La situación de la
gestión de residuos sólidos en nuestro país requiere una acción urgente y
coordinada por parte de las municipalidades. Es imperativo que se priorice la
asignación de recursos, se mejore la infraestructura y se promuevan prácticas
sostenibles a largo plazo. La implementación de políticas eficaces y la
colaboración entre el sector público y privado son esenciales para transformar
la gestión de residuos sólidos y asegurar un futuro más limpio, saludable y
sostenible para todos los peruanos. Las municipalidades deben liderar este
cambio, cumpliendo su misión institucional y respondiendo a las necesidades
críticas de sus comunidades.
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