lunes, 24 de junio de 2024

Estrategia para mejorar nuestra competitividad

 Por: Wens Silvestre

En el reciente Índice de Competitividad del IMD 2024, Perú se encuentra en una posición alarmante, ocupando el puesto 63 de 67 economías evaluadas. Este desempeño refleja desafíos profundos en áreas críticas como el desempeño económico, la eficiencia del gobierno, la eficiencia empresarial y la infraestructura. Para revertir esta tendencia y mejorar nuestra competitividad, es fundamental que implementemos un conjunto de estrategias que abarquen tanto medidas a corto plazo como reformas a largo plazo, teniendo en cuenta también los riesgos del cambio climático que pueden impactar estos pilares.

Competitividad Perú 2024
La corrupción y la ineficiencia administrativa son obstáculos significativos para el desarrollo del Perú. Implementar medidas inmediatas para fortalecer las instituciones y aumentar la transparencia puede generar confianza tanto entre los ciudadanos como entre los inversionistas. El mejoramiento de la eficacia de los tribunales anticorrupción y la digitalización de procesos gubernamentales son pasos concretos que pueden tener un impacto rápido y positivo.

Para estimular el crecimiento económico y la creación de empleo, el gobierno debe enfocarse en reducir las barreras regulatorias y simplificar el sistema impositivo. Esto incluye la implementación de reducciones generales y permanentes de impuestos, que beneficien tanto a nuevas empresas como a las ya existentes, fomentando así una competencia equitativa. La reducción de las barreras regulatorias puede mejorar significativamente la eficiencia empresarial en el corto plazo.

Un entorno fiscal estable y predecible atraerá la inversión extranjera y promoverá el dinamismo empresarial local, permitiendo que las fuerzas del mercado asignen recursos de manera eficiente y sostenible. Facilitar el acceso a financiamiento y crear un entorno favorable para la innovación también son vitales. Con menos intervención gubernamental, las empresas podrán tomar decisiones basadas en oportunidades reales de mercado, impulsando un crecimiento económico sostenible.

La infraestructura es fundamental para la competitividad. Perú debe priorizar inversiones en infraestructura básica, que incluyen la calidad y disponibilidad de servicios esenciales como el transporte, las telecomunicaciones y la energía, así como en infraestructura tecnológica y científica. Proyectos en transporte, energía renovable y telecomunicaciones son vitales. La creación de alianzas público-privadas puede acelerar este proceso y atraer inversiones extranjeras, mejorando así la conectividad y la capacidad productiva del país.

Desarrollar un sistema educativo que responda a las necesidades del mercado laboral es decisivo. Invertir en la formación técnica y profesional, así como en programas de reentrenamiento para trabajadores, ayudará a crear un capital humano capacitado y adaptable. Además, fomentar la educación en ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM) es esencial para impulsar la innovación y mantener una fuerza laboral competitiva.

Perú debe crear un entorno que favorezca la investigación y el desarrollo. Esto incluye aumentar la financiación para proyectos de I+D, crear incentivos para la innovación empresarial y establecer parques tecnológicos que faciliten la colaboración entre universidades y el sector privado. Promover la transferencia de tecnología y el emprendimiento son claves para construir una economía del conocimiento.

El cambio climático presenta riesgos significativos que pueden afectar cada uno de los pilares de la competitividad. Es imperativo que adoptemos estrategias de resiliencia y adaptación al cambio climático. El cambio climático puede afectar la economía doméstica a través de la pérdida de productividad agrícola, desastres naturales y la interrupción de cadenas de suministro. Implementar prácticas agrícolas sostenibles y mejorar la gestión de recursos naturales son esenciales para mitigar estos riesgos. La diversificación de la economía y la promoción de industrias verdes también pueden ofrecer nuevas oportunidades de crecimiento.

La infraestructura es particularmente vulnerable a los efectos del cambio climático. Invertir en infraestructuras resilientes, como sistemas de drenaje mejorados y construcciones que soporten condiciones extremas, es fundamental para garantizar la durabilidad y funcionalidad a largo plazo. La planificación urbana sostenible y la gestión eficiente de los recursos hídricos son fundamentales para enfrentar los desafíos climáticos.

El gobierno debe fortalecer sus capacidades de respuesta y adaptación a los eventos climáticos extremos. Esto incluye desarrollar políticas de gestión de riesgos y establecer sistemas de alerta temprana y planes de contingencia. La coordinación interinstitucional y la participación de la comunidad son esenciales para mejorar la resiliencia y la capacidad de respuesta ante desastres.

Los gobiernos regionales y locales tienen un rol indispensable en la mejora de la competitividad del país. Su alineación con las políticas nacionales, la eficiencia en la administración de recursos y su capacidad para proporcionar servicios de calidad son factores determinantes para el éxito de las estrategias de desarrollo. A través de la colaboración, la transparencia y el fortalecimiento de capacidades, estos gobiernos pueden transformarse en motores de crecimiento y desarrollo sostenible, contribuyendo significativamente a la competitividad global del Perú.

Las empresas deben adoptar prácticas sostenibles y responsables con el medio ambiente. Fomentar el uso de energías renovables y la implementación de tecnologías limpias no solo reducirá el impacto ambiental, sino que también puede abrir nuevas oportunidades de negocio y mejorar la imagen corporativa a nivel internacional. La sostenibilidad debe ser vista como una ventaja competitiva y no como un costo.

Perú se enfrenta a un desafío complejo para mejorar su competitividad global. Las medidas a corto plazo deben enfocarse en fortalecer las instituciones y mejorar el entorno empresarial, mientras que las estrategias a largo plazo deben centrarse en la inversión en infraestructura, educación e innovación. Todo esto debe hacerse teniendo en cuenta los riesgos y desafíos que presenta el cambio climático. Solo a través de un enfoque integral y sostenible, Perú podrá mejorar su posición en el índice de competitividad global y asegurar un futuro próspero y equitativo para sus ciudadanos.

Tenemos la oportunidad de transformar nuestras debilidades en fortalezas, pero este proceso requiere de un compromiso serio y sostenido por parte del gobierno, el sector privado y la sociedad civil. La implementación efectiva de estas estrategias no solo mejorará la competitividad del país, sino que también proporcionará una base sólida para un desarrollo sostenible en el futuro. El momento para actuar es ahora, y Perú debe estar preparado para enfrentar los desafíos y aprovechar las oportunidades que se presenten en este camino hacia la competitividad.

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