Mientras los gobernantes de los países "ricos" y los emergentes andan entretenidos en salvar los bolsillos y las carteras de empresarios y ejecutivos, la crisis económica hace escarnio con los más pobres del planeta. Las cifras difundidas en Santiago de Chile, el día de hoy, son alarmantes: Mil millones pasan hambre en el mundo, 55 millones de ellos en Latinoamérica.
¿Dónde quedaron los derechos humanos? ¿Dónde se va yendo el amor por el prójimo, la solidaridad, la caridad...? ¿Qué dirá ahora el señor presidente del Perú, que con sus medidas anticrisis, lo único que viene haciendo es apoyar el sector empresarial, pensando que tal vez que ellos serán los que generarán empleos, pero lo que no desea aceptar es que un empresario evalúa los riesgos antes de invertir. Y si sabe que no hay demanda, no invierte y posterga sus inversiones. la política económica en épocas de crisis debe ceñirse fundamentalmente a fortalecer la demanda interna, y ese es el error de la política del régimen aprista. Apoyar al sector empresarial, está bien, pero si no va acompañado por una fuerte dósis de política fiscal expansiva que involucre el incremento del poder adquisitivo de los ciudadanos, no llegará a ningún lado. Las cifras del sector externo lo va demostrando. Hay una reducción sustancial de nuestras exportaciones en los últimos meses, a tal punto que las proyecciones realizadas por el MEF en el MMM2009-2011 revisado se reducen en casi 30% , por lo tanto la única salida que tiene el gobierno es fortalecer el mercado interno, y para hacerlo, tiene que empezar revisar sus medidas actuales que sólo pretende beneficiar a los que siempre saben cómo salir de la crisis. Y si nos basamos en el informe de la FAO, con mucha mayor razón. Evalúen el informe.
"Todos los avances contra la hambruna han sido derribados por la crisis mundial, informó la FAO. Se plantea reactivar la producción interna de semillas."
"El representante regional de la FAO, José Graziano, reveló hoy a que la crisis financiera elevó sobre 1.000 millones de personas el número de hambrientos en el mundo, de los cuales 55 millones son latinoamericanos.
Graziano agregó que Latinoamérica es la región del planeta que más incrementó la prevalencia de este flagelo, proporcionalmente. “Con la crisis y el alza de los alimentos prácticamente perdimos todos los avances logrados desde 1990”, alertó.
El funcionario de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) agregó que lo más contradictorio es que “América Latina es excedentaria en la producción de alimentos”, pero que aún así no logra resolver sus carencias sociales.
De hecho, en el subcontinente hay 720 millones de hectáreas agrícolas que producen alimentos por 122.000 mil millones de dólares, pero casi la totalidad de ese volumen es generado por sólo cinco países: México, Argentina, Brasil, Uruguay y Chile.
Las naciones centroamericanas, en cambio, dependen fuertemente de los cereales que compran a Estados Unidos. Por ejemplo, Costa Rica importa un 60 por ciento del maíz de su vecino del norte.
Por ello, Graziano pidió iniciar una política de sustitución de importaciones agrícolas, como parte de los paquetes de reactivación fiscal que los gobiernos están poniendo en marcha en la región por más de 60.000 millones de dólares.
Sobre lo mismo, recordó que uno de los problemas que enfrenta hoy la región es que no cuenta con una institucionalidad adecuada para desarrollar fomento, asistencia crediticia e investigación agrícola.
“Hay que recuperar las capacidades nacionales de producir semillas como las de frejoles, no las de soja”, ejemplificó.
“Los gobiernos están muy dependientes de la importación de algunos granos básicos”, lo que reduce su capacidad para mitigar los efectos sociales de las alzas de precios, explicó.
De hecho, en países como Bolivia, Colombia, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Paraguay y Perú los pobres están destinando un 60 por ciento de sus ingresos a este concepto, según estadísticas de FAO.
Los más afectados son especialmente los 11 millones de latinoamericanos que viven hoy con menos de 50 centavos de dólar por día, según cifras de los gobiernos.
Graziano agregó que un factor adicional es que los países latinoamericanos importadores de alimentos son además compradores de energía, lo que complica su disponibilidad de recursos.
No obstante, dijo que pese a los problemas, “hay espacio para tomar medidas”, en especial en la agricultura familiar y en la asistencia a los niños, de los cuales 100 millones son pobres en América Latina.
Por ello, concluyó Graziano, no es posible “hacer una defensa de los sectores más pobres en esta crisis sin hacer una expansión fiscal”.
Graziano agregó que Latinoamérica es la región del planeta que más incrementó la prevalencia de este flagelo, proporcionalmente. “Con la crisis y el alza de los alimentos prácticamente perdimos todos los avances logrados desde 1990”, alertó.
El funcionario de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) agregó que lo más contradictorio es que “América Latina es excedentaria en la producción de alimentos”, pero que aún así no logra resolver sus carencias sociales.
De hecho, en el subcontinente hay 720 millones de hectáreas agrícolas que producen alimentos por 122.000 mil millones de dólares, pero casi la totalidad de ese volumen es generado por sólo cinco países: México, Argentina, Brasil, Uruguay y Chile.
Las naciones centroamericanas, en cambio, dependen fuertemente de los cereales que compran a Estados Unidos. Por ejemplo, Costa Rica importa un 60 por ciento del maíz de su vecino del norte.
Por ello, Graziano pidió iniciar una política de sustitución de importaciones agrícolas, como parte de los paquetes de reactivación fiscal que los gobiernos están poniendo en marcha en la región por más de 60.000 millones de dólares.
Sobre lo mismo, recordó que uno de los problemas que enfrenta hoy la región es que no cuenta con una institucionalidad adecuada para desarrollar fomento, asistencia crediticia e investigación agrícola.
“Hay que recuperar las capacidades nacionales de producir semillas como las de frejoles, no las de soja”, ejemplificó.
“Los gobiernos están muy dependientes de la importación de algunos granos básicos”, lo que reduce su capacidad para mitigar los efectos sociales de las alzas de precios, explicó.
De hecho, en países como Bolivia, Colombia, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Paraguay y Perú los pobres están destinando un 60 por ciento de sus ingresos a este concepto, según estadísticas de FAO.
Los más afectados son especialmente los 11 millones de latinoamericanos que viven hoy con menos de 50 centavos de dólar por día, según cifras de los gobiernos.
Graziano agregó que un factor adicional es que los países latinoamericanos importadores de alimentos son además compradores de energía, lo que complica su disponibilidad de recursos.
No obstante, dijo que pese a los problemas, “hay espacio para tomar medidas”, en especial en la agricultura familiar y en la asistencia a los niños, de los cuales 100 millones son pobres en América Latina.
Por ello, concluyó Graziano, no es posible “hacer una defensa de los sectores más pobres en esta crisis sin hacer una expansión fiscal”.
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