Por: Wens Silvestre
Al término del primer semestre de 2009, los diferentes niveles de gobierno (Ver gráfico gobierno nacional, regional y local), sólo tuvieron un avance de 22,5% en la ejecución de Gasto de Inversiones (adquisiciones de activos no financieros). En cifras gruesas significa que de los S/. 27,2 mil millones (US$ 9 mil millones) programados para el presente año, sólo se devengó S/. 6,1 millones (US$ 2 mil millones). Esa cifra implicaría en el mejor escenario, al término del ejercicio fiscal, logremos un avance del 60% en la genérica de inversiones del presupuesto institucional modificado 2009. Para el fisco aparentemente sería un alivio que los distintos niveles de gobierno no gasten, porque las cifras de la recaudación fiscal están en rojo, y al término del primer semestre se obtuvo una reducción de 16,4% con respecto a 2008 (fuente-SUNAT).
Pero, este comportamiento es una preocupación para la economía nacional, si consideramos que vivimos una época de crisis, y se supone que el Estado tiene la obligación de reactivar la economía, a través de una política fiscal expansiva (anticíclica) en un contexto pesimista de los inversores, que se apagaron en el último semestre. Si el Gobierno es incapaz de gastar cuando se requiere de una activa participación para mejorar los indicadores macroeconómicos, entonces, qué podemos esperar del sector privado desanimado por un mercado interno a punto de contagiarse por el pesimismo imperante. Si la demanda interna se cae considerablemente, entonces estaremos en serios problemas. Y es importante que el Gobierno, asuma un rol más activo en la ejecución presupuestaria. Buscar mecanismos que le permita a los gobiernos regionales y locales que por estos años de emergencia económica se le permita saltar ciertos parámetros del SNIP, como por ejemplo eliminar esa valla elevada en la TIR de los proyectos que realmente, no permite la viabilidad de interesantes proyectos como un caso en la región Huancavelica: Proyecto Terminación Irrigación de Acobamba, que fue rechazado, principalmente, porque no pasó la TIR de 18% que exige el SNIP para este tipo de proyectos, alcanzando sólo 11%.
Este tipo de trabas burocráticas está impidiendo la ejecución de proyectos que a futuro pueden resultar mucho más rentables que cuando se elabora con proyecciones lineales.
Exoneremos de ciertos parámetros del SNIP a proyectos de infraestructura productiva. Tal vez sea necesario flexibilizar la Ley de Contrataciones del Estado y su respectivo reglamento. Debemos aprender a confiar en los funcionarios, no tenemos alternativa en el corto plazo. Conocemos de las liitaciones en recurso humano en las regiones y en los gobiernos locales, pero el gobierno nacional, también tienen sus limitaciones en la ejecución presupuestaria, muestra de ello son las cifras.
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