jueves, 15 de agosto de 2024

Crecimiento económico se desinfla en junio de 2024

 Por Wens Silvestre

En el transcurso de 2024, la economía peruana ha experimentado un viaje lleno de altibajos, marcado por fluctuaciones sectoriales y proyecciones optimistas que no siempre se alinean con la realidad. Es fundamental abordar el panorama económico con un enfoque cauteloso y realista, reconociendo tanto los logros como los desafíos persistentes. El reciente informe del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) sobre la producción nacional en junio de 2024, junto con las declaraciones previas del Ministro de Economía y Finanzas, José Arista, destacan la necesidad de ajustar las expectativas y enfocar las políticas públicas en fortalecer las bases de un crecimiento sostenible. 


El ministro Arista, en julio de 2024, proyectó un crecimiento del Producto Bruto Interno (PBI) superior al 3,1% para este año, impulsado por un crecimiento notable del 5,04% en mayo. Este optimismo, aunque comprensible dado el desempeño positivo de ciertos sectores, ha sido puesto en duda por los resultados de junio, donde el crecimiento se desaceleró a un modesto 0,21%. Esta diferencia sugiere que las condiciones favorables observadas en mayo no se mantuvieron, y que la economía peruana sigue siendo vulnerable a fluctuaciones sectoriales y factores externos.

El análisis del INEI revela que, aunque sectores como el transporte y la pesca experimentaron crecimientos significativos, otros pilares de la economía peruana, como la minería y los hidrocarburos, mostraron una preocupante contracción del 7,47%. Este sector, históricamente uno de los motores de la economía, enfrenta desafíos que incluyen conflictos sociales, factores técnicos y la volatilidad de los precios internacionales de los metales. Asimismo, la construcción, otro sector clave, también registró una disminución del 2,40%, reflejando un debilitamiento de la inversión privada y una dependencia excesiva en la inversión pública para sostener el crecimiento.

El gobierno debe adoptar un enfoque más cauteloso y realista en sus proyecciones y políticas económicas. Las cifras de crecimiento de mayo fueron excepcionales, pero no deben ser tomadas como la norma. La economía sigue enfrentando desafíos estructurales que requieren atención inmediata. La dependencia excesiva en sectores volátiles como la minería, y la falta de diversificación económica, hacen que Perú esté en una posición vulnerable frente a cambios en las condiciones globales.

El optimismo del ministro Arista sobre un ciclo expansivo de crecimiento del 6% al 7% anual es, en el mejor de los casos, prematuro. Para alcanzar estas tasas de crecimiento, nuestro país necesitará más que buenos deseos y proyectos de infraestructura. Se requieren reformas profundas que faciliten la inversión privada, reduzcan la burocracia y fomenten la competitividad en todos los sectores.

¿Qué hacer?

El gobierno debe concentrar sus esfuerzos en crear un ambiente más favorable para la inversión privada, que ha demostrado ser una herramienta efectiva para el crecimiento sostenido. Esto incluye la simplificación de procesos regulatorios, la protección de los derechos de propiedad, y la mejora de la infraestructura básica, no solo en áreas urbanas, sino también en regiones del interior, que a menudo se quedan atrás.

Asimismo, es vital promover la diversificación económica. Perú no puede depender indefinidamente de la minería y la pesca como sus principales motores de crecimiento. El desarrollo de sectores como la agricultura sostenible, la manufactura avanzada y los servicios tecnológicos debe ser una prioridad. Estos sectores pueden ofrecer estabilidad económica y reducir la exposición del país a las fluctuaciones en los mercados globales de materias primas.

Finalmente, la estabilidad macroeconómica debe ser mantenida a través de una política fiscal responsable. El gobierno debe resistir la tentación de aumentar el gasto público de manera insostenible, especialmente en proyectos de infraestructura que, aunque necesarios, deben ser ejecutados con eficiencia y transparencia para evitar sobrecostos y corrupción.

Recapitulando, el crecimiento económico en lo que va del 2024 es una advertencia de las complejidades y desafíos que enfrenta la economía del país. Aunque existen oportunidades claras para el desarrollo sostenible, es esencial que el gobierno adopte un enfoque prudente y realista, que priorice las reformas estructurales y la diversificación económica. Solo a través de un compromiso decidido con estas prioridades, nuestro país podrá alcanzar un crecimiento sostenido y resiliente, capaz de soportar las inevitablemente cambiantes mareas de la economía global.

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