Por: Marcelo Justo
BBC Mundo
Miércoles, 22 de mayo
de 2013
La cumbre de la Unión
Europea (UE) que comienza este miércoles en Bruselas se enfrenta a un doble
reto.
A nivel económico los 16 países de la eurozona se encuentran
en recesión y los 11 miembros restantes luchan por salir del estancamiento.
A nivel político esta crisis ha disparado un creciente
euroescepticismo en la mayoría de sus miembros.
Según el Eurobarómetro del Consejo Europeo de Relaciones
Exteriores, desde el comienzo de la crisis del euro la confianza en la UE ha
caído más de 30 puntos en Francia, casi 50 puntos en Alemania, más de 50 en
Italia, más de 90 en España: la lista se disemina prácticamente por todos los
países.
"La legitimación de la construcción europea ha sido por
los resultados económicos más que por las identidades. Hoy para un creciente
número de ciudadanos en el sur de Europa, la UE se parece a lo que el FondoMonetario Internacional representó en América Latina: una camisa de fuerza que
vacía de contenido a la democracia. Mientras tanto para los países del norte, la
UE ha fallado en su control de las políticas de los países periféricos",
dijo uno de los coautores del informe, José Antonio Torreblanca.
Con su credibilidad en juego la Unión Europea apostará mucho
a una carta: la lucha contra los paraísos fiscales.
La danza de los
millones
En Bruselas el cálculo es que un millón de millones de euros
se esfuman anualmente por la alambicada ruta de los paraísos fiscales.
La suma equivale aproximadamente al doble de dinero
desembolsado desde 2010 en los rescates a Grecia, Portugal, la República de
Irlanda y Chipre.
Con las economías
ahogadas por el déficit esta suma no solo mejoraría la recaudación fiscal sino
que permitiría mostrar a una población desencantada que la UE no es un club que
impone recetas de austeridad a la población para salvar a sus bancos,
responsables protagónicos de la crisis.
El primer paso está dado. En abril nueve países alcanzaron
un acuerdo para el intercambio automático de información bancaria en el marco
de la reunión de ministros de Finanzas de la UE celebrada en Dublín.
El acuerdo cuenta con la firma de pesos pesados de la UE
–Alemania, Francia, Reino Unido, Italia, España, Holanda y Bélgica– a los que
se sumaron Polonia y Rumania: la intención ahora es extenderlo a los 27 países
de la UE.
"Este principio es fundamental. Los bancos de un país
tendrán la obligación legal de suministrar información de manera automática, es
decir, sin que se lo soliciten, sobre los depósitos realizados en sus cuentas
por ciudadanos de otros países", le explicó a BBC Mundo Nicholas Shaxson
autor de una pequeña biblia sobre el tema, "Treasury Islands".
La presencia de Reino Unido en esta iniciativa es
fundamental.
Este mayo la ONG Action Aid señaló en un informe que las 100 compañías más importantes de Reino Unido, aglutinadas en el famoso índice bursátil FTSE100, tienen más de 8.000 subsidiarias en paraísos fiscales.
De acuerdo a Action Aid unas 1.685 de ese total se
encuentran en territorios dependientes de la corona británica y conocidos
paraísos fiscales como Jersey, las Islas Vírgenes británicas, las Islas Caimán,
Bermuda y Gibraltar.
El secreto bancario
La principal oposición al principio de intercambio
automático de información ha sido Austria.
En la cumbre en Dublín, la ministra de Finanzas, Maria
Fekter, señaló que Austria pelearía como un león para proteger la privacidad de
las cuentas.
"Nosotros combatimos la evasión fiscal y el lavado de
dinero. Pero defendemos a muerte el secreto bancario. Un grupo como el G20
nunca aceptó el intercambio automático de información sobre cuentas bancarias
ni tomó ninguna medida para cerrar el lavado de dinero en las islas del Caribe
o en el estado de Delaware en Estados Unidos", señaló Fekter.
Señal de la velocidad con que se están moviendo las cosas,
la misma invocación del G20 que hizo la ministra austríaca sonó desfasada una
semana más tarde cuando los ministros de Finanzas del grupo declararon que el
intercambio automático de información debía volverse una norma global.
"Creo que Austria va a ceder. Ha habido mucha presión
diplomática. Y es que la realidad está apretando. Y la realidad es que el
problema fiscal es muy serio y no se puede solucionar con más impuestos y
ajustes", le comentó a BBC Mundo el director de Tax Justice en Reino
Unido, Richard Murphy.
Una victoria en este sentido podría ser un punto
de partida para cambiar la percepción actual de la Unión Europea que hoy
inspira más la resignación del hábito que el entusiasmo.
Cortesía: BBC Mundo
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