El precio de los commodities, fundamentales en el
crecimiento regional entre 2002 y 2012, está en su nivel más bajo desde
mediados del año pasado.
Por: Marcelo Justo
BBC Mundo
Lunes 20 de mayo
En lo que va de 2013, la plata ha caído un 23%, el cobre un 12%, el oro
un 17%, el hierro descendió a la mitad en seis meses, el petróleo se ha situado
por debajo de los US$100 el barril y la soja, sin desbarrancarse, conoció
mejores épocas.
Si bien algunos productos primarios como el maíz se salvan de esta
tendencia, el impacto es claro.
Si se lo compara con los precios de 2008, tanto los productos primarios
energéticos (petróleo, gas) como los metales industriales (cobre, aluminio) y
los agrícolas (soja, trigo) están hoy a una tercera parte del valor récord que
tenían hace cinco años y aún muy por debajo de lo que se pagaba en 2010 y 2011,
dos años de repunte de la economía mundial.
Según el jefe de materias primas del banco de inversiones danés Saxo
Bank, Oles Hansen, se ha roto el vínculo que había entre inversores y materias
primas en los años previos.
"No se puede decir si el llamado 'superciclo' de las materias
primas está terminado, pero sí está claro que entramos en un período en el que
no veremos la escalada de precios de los últimos años", le comentó Hansen
a BBC Mundo.
Ese "superciclo" que comenzó en 2002-2003 con la plena
incorporación de China al comercio mundial resultó en un período de sostenido
crecimiento en América Latina.
Si es que efectivamente estamos al final de un período excepcional, la
pregunta es si nos encontramos en la antesala de una nueva crisis.
China y la especulación
La respuesta a esta pregunta depende en gran medida de la explicación
que se dé al aumento de los precios de las materias primas.
Si se piensa que la escalada de los precios se debió a factores
específicos de la relación de oferta y demanda, se entiende que el pobre
desempeño actual de la economía global genere una caída de la demanda global.
"La demanda de China fue fundamental en el aumento de los precios.
Pero la economía china está creciendo menos y está cambiando de un modelo
basado en exportaciones a otro más centrada en el consumo. Ambas cosas están
afectando la demanda de materias primas. Y la economía global no está en su mejor
momento", señaló Hansen.
Si tomamos como ejemplo el cobre, vemos que China es responsable de un
20% de la demanda mundial del producto. Si en vez de crecer a un 7,8% como se [prevé] para este año, creciera a un 5%, se estima que Chile, el principal productor
de ese metal en el mundo, perdería como mínimo un 1% de su Producto Interno
Bruto (PIB).
El impacto de un repliegue de la demanda sería inmediato.
Las cosas son más complicadas si se piensa que los precios se dispararon
por la ruleta de la especulación.
Según José Gabriel Palma, especialista en economía comparada de la
Universidad de Cambridge, en Reino Unido, los precios están inflados por la
"gigantesca casa de apuestas" que es la globalización financiera.
"Los mercados financieros internacionales están tan líquidos [con
recursos disponibles] y con tan pocas alternativas relativamente seguras de
especulación que los commodities, que al menos crecen al 4%, pasan
a ser muy atractivos", le dijo a BBC Mundo.
Esto se nota en un desfase patente. La economía mundial no ha salido de
la crisis que estalló en 2008 pero las bolsas de comercio de Nueva York,
Londres y Fráncfort están en los niveles que había antes de la crisis.
"¿Alguien cree sinceramente que esto refleja algún fundamento
económico sólido en países estancados o semiestancados, con la inversión por el
suelo, sectores públicos endeudados hasta el alma y la zona del euro con
peligro de implosionar?", se preguntó Palma.
Fragilidad
Sea por la oferta y demanda, por la especulación o por una febril
combinación de ambos factores, lo cierto es que América Latina sigue
manteniendo su dependencia histórica a los productos primarios.
Esto es particularmente marcado en Sudamérica, donde los commodities constituyen
un 74% de las exportaciones.
En Venezuela, Ecuador y Chile la incidencia de los productos primarios o
manufacturados en base a recursos naturales es aún mayor: alrededor del 90%.
En Bolivia, Bolivia, Paraguay y Perú superan el 80% de las exportaciones
y en Argentina, Colombia y Uruguay se sitúan en torno del 60%. Sólo Brasil se
encuentra en un 54%, que igual es muy elevado si se lo compara con los países
desarrollados.
En este contexto es inevitable que una caída del precio de las materias
primas tenga un claro impacto en la balanza de pagos, resultado de todos los
ingresos y egresos de divisas (exportaciones, remesas, regalías, utilidades,
importaciones, etcétera), que se considera un parámetro de sostenibilidad
económica.
El impacto dependerá de la profundidad de la caída. Los optimistas
piensan que la actual disminución de los valores es un fenómeno pasajero y que
los commodities, aunque no vuelvan a su precio de apogeo, seguirán
con vida.
"En cuanto la economía mundial se recupere, repuntará la demanda de
productos primarios", le indicó Olsen a BBC Mundo.
Los analistas consideran que la demanda de productos energéticos y
metales industriales es más "elástica", es decir, más dependiente del
desempeño de la economía global.
Con los productos agrícolas es diferente, porque el ser humano necesita
alimentos para sobrevivir y, salvo en caso de calamidad o guerra, la demanda
tiene una tendencia a una mayor estabilidad.
Pero la realidad es que históricamente el precio de las materias primas
se ha caracterizado por su volatilidad. Lo que no quiere decir que los recursos
naturales tengan que ser una maldición.
Aprovechar el momento
En la década de los años 60, Corea del Sur dependía de unos pocos
productos primarios: las algas marinas, la seda natural, el hierro.
El país aprovechó estos recursos para financiar uno de los procesos de
industrialización más exitosos del siglo XX.
El hierro se transformó en acero que contribuyó a la creación de una
industria automotriz que hoy es una marca global. Corea del Sur inundó el mundo
con sus propias marcas electrónicas.
Otro camino para aprovechar las ventajas que dan los recursos naturales
es la creación de fondos anticíclicos con los ingresos extraordinarios de las
materias primas.
Chile lo hizo en 2010, la Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur) en
2011 y el mismo Banco Interamericano de Desarrollo (BID) constató en un
informe, el año pasado, que América Latina había aprendido algunas lecciones
del pasado.
"Desde 2008, la deuda externa del sector público ha disminuido y
las reservas internacionales han aumentado en las economías exportadoras de
productos primarios", señaló el reporte.
El título del informe era borgiano y llamativo: "El mundo de los
senderos que se bifurcan".
De las políticas concretas que adopte América Latina respecto a sus
materias primas en este mundo de senderos que se bifurcan dependerá que pueda
aprovechar sus ventajas naturales o que éstas se conviertan en una maldición
que viene desde los tiempos de la Colonia.