Sin duda, en las últimas semanas viene sucediendo fenómenos naturales en diversos puntos de la Tierra, aunque éste proceso es cada vez más recurrente, principalmente en las últimas dos décadas, es necesario escuchar las voces de la naturaleza. Sus manifestaciones y reclamos deben ser atendidos por el hombre y rectificar su rol con el medio ambiente que le cobija y le da alimentos para sobrevivir.
La codicia humana terminará con toda forma de vida en el planeta si no se reflexiona a tiempo. Tal vez nuestro cuerpo humano ya se esté acostumbrando a los cambios bruscos del clima e inclusive de cambios de temperatura radicales en nuestro hábitat, pero ¿hasta qué punto soportaremos la sistemática llamada de atención de los elementos de la naturaleza? Creo que la secuencia de los últimos movimientos telúricos en diversas zonas del globo terráqueo, el frío radical del hemisferio norte más las lluvias y sequias en otras zonas del hemisferio sur (la sierra centro y sur de Perú, está siendo castigado por incesantes lluvias torrenciales que está generando pérdidas de vidas humanas y cuantiosas mermas económicas) son sólo el anuncio de algo más grave. Y la codicia humana no nos protegerá, porque ningún recurso humano (tecnológico y económico) podrá contra la furia de la naturaleza. Por eso, es urgente reflexionar y corregir la línea de vida asumida por el humano y encaminarse en convivir en armonía con su medio ambiente, compartiendo y respetando a los demás seres vivos que habitan la Tierra.
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