Por: Wens Silvestre
En
el complejo tablero geopolítico actual, China se destaca como una potencia que
utiliza su vasto poder económico para consolidar su influencia y asegurar el
suministro de recursos naturales esenciales. Un claro ejemplo de esta
estrategia es su relación con países ricos en materias primas, pero con
economías y políticas vulnerables, como Perú. Sin embargo, la expansión china
no se limita al ámbito económico; está profundamente entrelazada con sus
alianzas políticas y su papel en el escenario global.
La política exterior de China, impulsada por iniciativas como la Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI por sus siglas en inglés), busca fortalecer su presencia global mediante inversiones en infraestructura y acuerdos comerciales. Este enfoque no solo facilita el comercio internacional, sino que también asegura que China tenga acceso directo a los recursos naturales que necesita para mantener su crecimiento económico.
Sin
embargo, esta expansión económica va de la mano de un juego geopolítico más
amplio. China ha estrechado lazos con regímenes autoritarios y apoyado a
aliados estratégicos como Rusia, Corea del Norte, Venezuela, Nicaragua y Cuba.
Su respaldo a Rusia en la invasión de Ucrania y su postura frente a Taiwán
subrayan una agenda política que desafía las normas democráticas y los
equilibrios de poder establecidos.
Perú: un socio estratégico en materia prima
Perú
ha visto un notable aumento en sus exportaciones, alcanzando un récord
histórico en 2023 con más de 64,355 millones de dólares en envíos globales.
China ha sido el principal destino, absorbiendo el 36% de estas exportaciones,
destacando sectores como la minería, con el cobre liderando este intercambio.
La inversión en el megapuerto de Chancay es un claro ejemplo de cómo China está
asegurando su acceso a estos recursos, facilitando la exportación de materias
primas desde nuestro país hacia Asia.
La
relación comercial con China, aunque económicamente beneficiosa en el corto
plazo, plantea riesgos significativos a largo plazo. La dependencia económica respecto
a China podría limitar la capacidad de Perú para diversificar su economía y
desarrollar industrias locales de mayor valor agregado. Además, los préstamos y
financiamientos chinos, frecuentemente con condiciones estrictas, podría llevar
a una trampa de deuda, obligando a nuestro país a ceder más control sobre sus
recursos y políticas internas.
La
explotación intensiva de los recursos naturales por empresas chinas ha generado
preocupaciones ambientales y sociales. Las prácticas de extracción pueden tener
efectos devastadores en los ecosistemas locales y en las comunidades que
dependen de ellos. Es esencial que el gobierno, implemente regulaciones más estrictas
para mitigar estos impactos negativos y garantizar una distribución equitativa
de los beneficios económicos.
En
este contexto, la próxima visita de la presidenta Dina Boluarte a China, del 23
al 30 de junio de 2024, es un evento significativo. Boluarte se reunirá con el
presidente Xi Jinping y representantes de diversas empresas chinas, con el
objetivo de fortalecer las relaciones comerciales y atraer inversiones. Esta
visita, autorizada por el Congreso, subraya la importancia del comercio con
China para nuestra economía, representando alrededor del 36% del total del
comercio exterior de Perú en 2023.
Sin
embargo, esta visita también debe ser analizada desde una perspectiva crítica.
El apoyo de China a regímenes autoritarios y su papel en conflictos globales
plantea interrogantes sobre las implicaciones de estrechar lazos con Beijing.
La reunión de Boluarte con Xi Jinping se enmarca en un contexto donde China
utiliza su influencia económica para fortalecer alianzas políticas que desafían
los valores democráticos.
Aunque la relación con China ofrece oportunidades económicas significativas, es fundamental que nuestro país gestione esta relación con una visión estratégica a largo plazo. Diversificar nuestros socios comerciales y fortalecer regulaciones internas para proteger nuestros recursos y nuestra población es fundamental. Solo así se puede equilibrar los beneficios económicos con la sostenibilidad y la equidad, evitando así ser simplemente una fuente de materias primas para una potencia extranjera que, además, figura entre los mayores emisores de gases de efecto invernadero, responsable del calentamiento global y del cambio climático.
En definitiva, la relación entre Perú y China ilustra cómo una potencia global puede utilizar su influencia económica para asegurar el suministro de recursos naturales necesarios para su crecimiento. Si bien Perú se beneficia económicamente de esta relación, los riesgos de dependencia y los impactos ambientales y sociales son significativos.
Es
clave que nuestro país maneje esta relación con una estrategia a largo plazo,
diversificando sus socios comerciales y fortaleciendo sus regulaciones internas
para proteger sus recursos y su población. Además, es necesario considerar el
contexto geopolítico más amplio, reconociendo los riesgos asociados con
estrechar lazos con un régimen que apoya y se alía con gobiernos autoritarios y
desestabilizadores. Solo así podremos equilibrar los beneficios económicos con
la sostenibilidad y la equidad, evitando convertirnos en una simple fuente de
materias primas para una potencia extranjera.
1 comentario:
Efectivamente China , se ha convertido en el principal socio economico del Perú, además de propender a ser la primera potencia del mundo, en este sentido es necesario fortalecer nuestras relaciones políticas y comerciales y hacer frente a otros peligros como el vecino del sur que por tradición está relacionado con otros países que siempre nos han tratado como el patio trasero; sin embargo como manifiestas Wenz, todo depende de cómo planteamos nuestras regulaciones comerciales, en todo caso la pelota está en nuestra cancha.
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