Por: Wens Silvestre
El análisis en torno al Presupuesto del Sector Público para el año fiscal 2024 ha suscitado una serie de reflexiones y evaluaciones cruciales. El dictamen del proyecto de ley presupuestaria para el 2024 establece un límite de gasto de 240.8 mil millones de soles para los tres niveles de gobierno, representando un incremento proyectado del 12.1% con respecto al año actual. Este aumento ha generado debates acerca de la viabilidad y pertinencia de estas cifras en un contexto económico global y local caracterizado por la incertidumbre y desafíos significativos.
Es imperativo reconocer que la aprobación de este presupuesto, cuya ratificación por el Parlamento peruano se espera antes del 30 de noviembre, se produce en un momento crítico marcado por una crisis política multifacética que involucra a los tres poderes del Estado. Este escenario interno se entrelaza con un entorno económico global que, si bien proyecta un modesto crecimiento del 2.7% para el 2024, se ve afectado por diversos factores, incluyendo la desaceleración económica en China, uno de los pilares comerciales del país.
La volatilidad en los
precios de las materias primas agrega una capa adicional de incertidumbre.
Aunque estos precios han mantenido niveles relativamente altos en los últimos
años, debemos ser conscientes de la posibilidad de ajustes significativos, potencialmente
superiores a las estimaciones del Marco Macroeconómico Multianual 2024-2027
(MMM).
La correlación directa
entre los ingresos fiscales y el crecimiento económico no se puede pasar por
alto. Es previsible que el objetivo de déficit fiscal del 2.0% para el 2024 se
vuelva inalcanzable debido a las proyecciones de un menor crecimiento a corto
plazo. Tanto el Poder Ejecutivo como el Legislativo deben sopesar
cuidadosamente los riesgos al considerar la introducción de nuevos gastos que
podrían comprometer aún más la situación fiscal. El proyecto de presupuesto
presentado ya evidencia cierta desfinanciación, posiblemente requiriendo un
aumento del déficit fiscal y, por consiguiente, un endeudamiento adicional no
previsto.
El reciente informe del
Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), que revela una demanda del Congreso
por inversiones 27 veces mayor al promedio de la última década, es
representativo de un contexto en el que las necesidades regionales están en
primer plano. No obstante, en un escenario económico poco propicio, aumentar
significativamente el gasto público puede tener repercusiones negativas.
La prudencia fiscal y
la evaluación exhaustiva de cada gasto propuesto deben ser pilares
fundamentales en la toma de decisiones sobre el presupuesto público. Es
fundamental ponderar la necesidad de cada inversión propuesta con la realidad
económica actual y la posibilidad de comprometer aún más la estabilidad
financiera del país.
En conclusión, la
situación económica compleja y los riesgos potenciales en el horizonte demandan
una gestión responsable de los recursos públicos. Ante la incertidumbre global
y los desafíos locales, la moderación en el gasto público y la priorización de
inversiones estratégicas son fundamentales para salvaguardar la estabilidad
fiscal y fomentar un crecimiento económico sostenible en el país.
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