viernes, 22 de diciembre de 2023

De promesas a hechos: desafiando al Cambio Climático después de la COP28

 Por Wens Silvestre

La reciente COP28, celebrada en los Emiratos Árabes Unidos, ha dejado un rastro de esperanza en la lucha contra el cambio climático. Sin embargo, la transición desde compromisos retóricos hasta acciones concretas plantea desafíos cruciales que no debemos pasar por alto. En este artículo, examinaremos los puntos críticos y las cifras comprometidas, evaluando si son suficientes para llevar a cabo la transformación necesaria.

Uno de los aspectos más destacados de la COP28 fue la movilización de más de 85 mil millones de dólares en financiamiento climático. Aunque esta cifra parece impresionante, debemos cuestionarnos si es suficiente para abordar la magnitud del desafío. El lanzamiento del fondo de inversión climática del mercado privado más grande del mundo es positivo, pero ¿se traducirán estas inversiones en proyectos concretos que impulsen la transición hacia energías sostenibles?

Además, la duplicación del financiamiento para la adaptación es un paso necesario, pero ¿es realmente proporcional a las necesidades actuales? La realidad es que enfrentamos un déficit financiero significativo en este frente. La reforma de la arquitectura financiera global, aunque mencionada, debe ser implementada de manera urgente para garantizar que los países más vulnerables reciban el apoyo necesario.

Los compromisos ambiciosos de reducción de emisiones para toda la economía suenan alentadores, pero la implementación efectiva de estas metas es esencial. La reciente decisión sobre el Balance Global (GST) es un paso en la dirección correcta, pero la pregunta persiste: ¿están los Estados dispuestos a tomar las medidas necesarias para cerrar la brecha entre los objetivos y la realidad?

El informe destaca la necesidad de mitigar entre 22 y 25 GtCO2e de emisiones para 2030, pero las actuales Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC) apuntan solo a reducciones de 4 a 5 GtCO2e. La brecha es evidente y requerirá un esfuerzo global sin precedentes para cerrarla. Aquí radica uno de los mayores desafíos: traducir las promesas en acciones tangibles.

La participación activa de las compañías petroleras en objetivos de descarbonización es un avance significativo. Sin embargo, debemos ser cautelosos y asegurarnos de que estas promesas se traduzcan en acciones concretas, y no en tácticas de relaciones públicas. La historia nos ha enseñado que la alineación de los intereses corporativos con los objetivos climáticos puede ser un terreno resbaladizo.

El compromiso del sector privado, particularmente a través de iniciativas como el fondo catalítico climático ALTÉRRA, es alentador. No obstante, debemos mantenernos vigilantes para garantizar que estas inversiones no solo generen retornos financieros, sino también beneficios tangibles para la mitigación del cambio climático.

La verdadera prueba para los Estados que participaron en la COP28 está en la implementación efectiva de los compromisos asumidos. El paso de las palabras a las acciones concretas determinará el éxito de esta conferencia histórica. La presión ahora recae en los gobiernos para elevar la ambición del GST y abordar los desafíos económicos y sociales de manera integral.

En conclusión, la COP28 ha sentado las bases para un cambio transformador, pero ahora debemos convertir las promesas en resultados. La urgencia de la crisis climática no tolera demoras, y la sociedad mundial está observando de cerca para asegurarse de que los líderes mundiales estén a la altura de las expectativas. La acción decisiva es la única respuesta aceptable cuando se trata del futuro de nuestro planeta.

No hay comentarios.: