Por Wens Silvestre
Desde
su regreso al poder hace una semana, Donald Trump ha demostrado ser, una vez más, un
presidente impulsivo, inconsistente y peligroso para la estabilidad global. Su
estilo de liderazgo, basado en decisiones improvisadas, retaliaciones
personales y retórica populista, no solo afecta a Estados Unidos, sino que
tiene repercusiones profundas en la economía mundial, las relaciones
internacionales y el equilibrio geopolítico. En este artículo, analizaré cómo
sus decisiones, lejos de fortalecer la posición de EE.UU. como líder global, lo
están llevando hacia un aislamiento peligroso con consecuencias impredecibles.
Política comercial: el proteccionismo disfrazado de estrategia
Trump
ha retomado su cruzada proteccionista, imponiendo aranceles unilaterales que
afectan tanto a socios comerciales como a consumidores estadounidenses. Su
reciente anuncio de gravar con un 25% las importaciones desde Colombia, como
represalia por la negativa de su gobierno a aceptar vuelos militares con
migrantes deportados, es un ejemplo claro de cómo utiliza el comercio como arma
política.
Los aranceles elevan los costos de bienes básicos como el café, las flores y los bananos, afectando directamente a los consumidores estadounidenses y presionando aún más la inflación. Las empresas importadoras también enfrentan pérdidas al tener que absorber estos costos o trasladarlos a los consumidores.
Este
tipo de medidas no solo violan acuerdos comerciales como el TLC entre EE.UU. y
Colombia, sino que envían un mensaje alarmante a otros socios comerciales. Si
Trump está dispuesto a romper reglas con aliados estratégicos, ¿qué pueden
esperar sus otros socios en acuerdos como el USMCA o las negociaciones con la
Unión Europea?
El
proteccionismo de Trump, disfrazado de "América Primero", no es más
que un retroceso económico que socava el principio de ventajas comparativas, un
pilar fundamental del comercio internacional. En lugar de fomentar el
crecimiento global, estas políticas generan tensiones que podrían desencadenar
una nueva era de guerras comerciales.
Política exterior: la diplomacia del conflicto
La
política exterior de Trump sigue el mismo patrón: priorizar el espectáculo y la
confrontación sobre la cooperación y el diálogo. Su decisión de imponer
sanciones diplomáticas y económicas a Colombia no solo erosiona las relaciones
bilaterales, sino que debilita la capacidad de EE.UU. para construir alianzas
en temas clave como la migración, la lucha contra el narcotráfico y el cambio
climático.
Más
preocupante aún, su retirada del Acuerdo de París por segunda vez y su desdén
hacia la Organización Mundial de la Salud (OMS) envían una señal clara de que EE.UU.
ya no está dispuesto a liderar en cuestiones globales. Esta abdicación de
responsabilidad ha permitido que otras potencias, como China y la Unión
Europea, llenen el vacío, lo que a largo plazo debilita la influencia
estadounidense en el mundo.
Migración y derechos humanos: políticas de fuerza, no de justicia
La
obsesión de Trump con la "seguridad fronteriza" lo ha llevado a
implementar políticas migratorias que violan principios básicos de derechos
humanos. Deportar migrantes en aviones militares y tratarlos como amenazas
criminales no solo deshumaniza a las personas, sino que ignora las raíces de la
migración: pobreza, violencia y falta de oportunidades en los países de origen.
En lugar de abordar estos problemas mediante cooperación internacional, Trump
opta por medidas unilaterales que agravan la situación.
Al
cerrar las puertas al diálogo con países latinoamericanos como Colombia, Trump
pierde una oportunidad clave para abordar la migración de manera estructural,
dejando claro que su prioridad no es resolver problemas, sino alimentar el
miedo entre su base electoral.
Populismo y su impacto en la economía global
El
populismo de Trump, aunque efectivo para movilizar a su base, es profundamente
dañino para la estabilidad económica global. Su retórica simplista y sus
políticas improvisadas generan incertidumbre en los mercados, desincentivan la
inversión y erosionan la confianza en EE.UU. como líder económico.
-
Inflación y desaceleración económica: Las decisiones de Trump, como imponer
aranceles o desregular el mercado energético en favor de los combustibles
fósiles, aumentan los costos de producción y contribuyen a la inflación global.
-
Desglobalización: Trump ha adoptado una postura de "nosotros contra
ellos" que debilita el comercio multilateral y fomenta la fragmentación
económica. Esto no solo afecta a EE.UU., sino que también amenaza la
recuperación económica mundial tras los impactos de la pandemia.
La irresponsabilidad de un líder al mando de una potencia global
Estados
Unidos sigue siendo la primera potencia económica y militar del mundo, lo que
implica una responsabilidad que Trump parece ignorar. Su enfoque errático no
solo pone en riesgo la economía estadounidense, sino que también amenaza la
estabilidad geopolítica. Desde sanciones improvisadas hasta indultos
controvertidos a responsables del asalto al Capitolio, Trump utiliza su poder
de manera caprichosa, demostrando una falta de visión estratégica.
Un
líder de una superpotencia no puede permitirse el lujo de gobernar
impulsivamente. Sus decisiones tienen consecuencias globales: afectan mercados,
alianzas estratégicas y la seguridad internacional. La combinación de un poder
inmenso con una falta de autocontrol es una receta para el desastre.
¿Qué podemos esperar?
Si
Trump continúa por este camino, el mundo enfrentará una era de mayor
inestabilidad económica, fragmentación política y polarización social. Las
guerras comerciales, el deterioro de las relaciones diplomáticas y el
debilitamiento de las instituciones internacionales podrían desencadenar crisis
económicas y conflictos que afecten a millones de personas.
Es
urgente que los líderes globales y los ciudadanos estadounidenses comprendan
las implicaciones de tener a un presidente que prioriza el populismo sobre la
racionalidad, el conflicto sobre la cooperación y el espectáculo sobre los
resultados reales. Estados Unidos no solo necesita un liderazgo responsable, el
mundo entero depende de ello.
En
síntesis, Donald Trump está atrapado en un laberinto de decisiones impulsivas y
peligrosas que reflejan su incapacidad para liderar con visión y
responsabilidad. Su estilo de gobierno no solo socava la estabilidad económica
y política de Estados Unidos, sino que pone en riesgo el equilibrio global. En
lugar de fortalecer la posición de su país como líder mundial, está acelerando
su declive. El costo de estas decisiones no será solo estadounidense; lo pagará
el mundo entero.
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