Por: Wens Silvestre
El reciente informe del
Índice de Percepción de la Corrupción (IPC) 2023, presentado por Transparencia
Internacional en Berlín, revela un sombrío panorama en la lucha contra la
corrupción a nivel mundial. Este índice, que evalúa los niveles percibidos de
corrupción en el sector público de 180 países y territorios, pone de manifiesto
la estrecha conexión entre la injusticia y la propagación de prácticas
corruptas en todo el mundo.
El presidente de
Transparencia Internacional, François Valérian, subraya la urgencia de
fortalecer los sistemas de justicia como un paso esencial para frenar la
corrupción. Sin embargo, los resultados del IPC 2023 indican que la mayoría de
los países han experimentado mínimos avances en esta batalla fundamental, con
un promedio global estancado en 43 puntos durante los últimos doce años.
Entre los destacados
globales, Dinamarca lidera el IPC, seguida de Finlandia y Nueva Zelanda. Estos
países evidencian la correlación positiva entre eficientes sistemas de justicia
y bajos niveles de corrupción. En el otro extremo, naciones como Somalia, Venezuela
y Siria ocupan las posiciones más bajas, víctimas de prolongadas crisis y
conflictos armados que han socavado sus estructuras institucionales.
En las tendencias
regionales, Europa Occidental y la Unión Europea, a pesar de tener el mayor
puntaje, experimentan una preocupante caída debido al debilitamiento de
controles y equilibrios. África subsahariana mantiene el promedio más bajo,
enfrentando desafíos en democracia y estado de derecho. Europa del Este y Asia
Central luchan contra un estado de derecho disfuncional y corrupción sistémica.
Oriente Medio, África del Norte y Asia Pacífico muestran escasas mejoras,
mientras que las Américas enfrentan impunidad debido a la falta de
independencia judicial.
Perú, al descender tres niveles con 33 puntos, revela un ligero incremento en prácticas corruptas, indicando nulos avances en su lucha anticorrupción en el sector público. Esta situación se agrava al considerar que, en la última década, Perú ha disminuido su índice de corrupción de 38 a 33 puntos, señalando un fracaso en su combate anticorrupción.
Ante este panorama
desolador, Transparencia Internacional emite un llamado urgente a los gobiernos
para garantizar la independencia, recursos y transparencia en los sistemas de
justicia. Daniel Eriksson destaca la necesidad de eliminar barreras para que las
víctimas de corrupción puedan obtener justicia, enfatizando que la corrupción,
la injusticia y el debilitamiento de la justicia forman un círculo vicioso que
afecta desproporcionadamente a los vulnerables.
Como ciudadanos
globales, debemos exigir a nuestros líderes un compromiso real en la lucha
contra la corrupción. La transparencia y la justicia son los cimientos sobre
los cuales se construye un futuro más equitativo y transparente para todos. Es
hora de desafiar la sombra de la corrupción global y trabajar juntos para
garantizar que la luz de la verdad y la integridad prevalezca.
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